¡Hola a todos! Hoy vengo a hablar de estos conceptos que hemos estado trabajando durante varias clases. Durante dos días, estuvimos interaccionando en el grupo de Facebook y en Twitter sobre qué pensábamos que eran estos términos e intercambiando lo que sabíamos en la zona de debates del aula. Por ello, a partir de lo que ya conocía y lo comentado con mis compañeros, quiero recoger dichos términos y ampliar un poco más mi aprendizaje.
La identidad digital es el conjunto de toda la actividad que una persona ha desarrollado en Internet. También por la actividad de los demás. La gran cantidad de datos personales existentes en Internet crea una nueva identidad en ese entorno, que puede ser diferente a nuestra identidad real o analógica. Cuando interaccionamos en la red, se van almacenando una serie de datos que conformarán lo que se conoce como huella digital, un rastro que se crea como usuarios a partir de nuestras acciones. Esta huella digital es la que caracteriza nuestra identidad.
La interacción y la presencia que tenemos en las redes es cada vez mayor. Por eso, la identidad digital está cobrando tanta importancia, en ocasiones, mayor a nuestra identidad analógica. Ya son muchas empresas las que solicitan las redes sociales de los candidatos a un determinado puesto de trabajo con el objetivo de conocer cómo se mueven por Internet.
Es inevitable la creación de una identidad digital, ya que el uso de Internet es algo diario para la mayoría de personas en los países occidentales. Sin embargo, ante esto, se puede tener una actitud pasiva, es decir, el uso de la red sin importar la huella que queda detrás; o una actitud activa, participando en el mundo web con conciencia y dejando huella de manera voluntaria. Para controlar nuestra identidad digital, es de vital importancia la privacidad con la que gestionemos nuestras redes sociales, pero esto lo trataremos en una entrada posterior.
Un ejemplo de una actitud activa sería lo que queremos desarrollar en la asignatura: la creación de perfiles profesionales en las redes sociales, con los que poder contactar con otros profesionales de la educación, compartir recursos, encontrar artículos científicos, etc.
Por otro lado, la marca personal es la gestión de cómo o qué se quiere que se recuerde en la red de nuestras acciones. En otras palabras, tomando una actitud activa ante qué huella digital vamos a dejar, podemos crear una identidad digital con una serie de características que nos diferencien del resto, normalmente, con un objetivo profesional.
La reputación online es la interpretación que otros usuarios de Internet hacen de nuestra identidad digital, bien sea positiva o negativa.
Los tres conceptos son de vital importancia actualmente, ya que nuestra presencia en las redes es algo común. Por ello, la próxima entrada en la que se trabaje cómo gestionar la identidad digital es de vital importancia.
¡Hasta la próxima entrada!
Referencias consultadas:
Cortés, C., Sánchez, S., y Alonso, A. (2016). La marca personal como elemento decisorio de un buen maestro. Revista Libre Empresa, 13(2), pp. 73-84.
Del Santo, O. (2009). Reputación online para todos. www.soytumarca.com.
Giones-Valls, A., y Serrat-Brustenga, M. (2010). La gestión de la identidad digital: una nueva habilidad informacional y digital. Bid, textos universitaris de biblioteconomía i documentació, (24)
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